lunes, 29 de octubre de 2007

Eta pone a los escoltas publicos en su punto de mira

ETA no se complica en esta nueva etapa surgida tras la ruptura de la tregua. De atentar contra el Ejército, los agentes policiales y los dirigentes políticos, tras la ruptura del alto el fuego de 1998 pasó a ensañarse con los eslabones menos protegidos -concejales de los pueblos del País Vasco, periodistas, jueces…-, en una estrategia orientada a extender el terror y que denominó "socialización del sufrimiento". Una vez roto el proceso abierto con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero , dirige su punto de mira a un eslabón más débil todavía si cabe, los escoltas, en un nuevo intento de extender el miedo en la sociedad.
A sus 36 años de edad, Gabriel Ginés , el escolta que salvó ayer su vida en Bilbao en un atentado por la explosión de una bomba adosada a su coche, tenía previsto dejar en los próximos días su trabajo y regresar a Zaragoza, su lugar de residencia. Su vida no corre peligro, pero permanece sedado en el hospital de Cruces (Baracaldo, en Vizcaya). Tiene quemaduras en el 4% de su cuerpo de segundo grado, aunque lo que más preocupa a los médicos es la recuperación de una mano en la que sufre quemaduras de tercer grado.
El atentado se produjo en la misma calle donde reside, en el populoso barrio bilbaíno de La Peña, y el artefacto estaba en el vehículo de su empresa, que solía utilizar para desplazarse a recoger a su protegido. En concreto, en la parte trasera, lo que permite elucubrar sobre si estaba destinado al político que custodiaba, el concejal socialista de Galdácano Juan Carlos Domingo , que el día anterior se había ido de viaje a Valencia. Ahora bien, el dispositivo es de los que se activan por el mero movimiento y son los escoltas los primeros en coger el coche en los desplazamientos con sus protegidos.
El ministerio del Interior teme que esta misma semana ocurra otro atentado terrorista aún más grave del registrado ayer, por lo que ha extremado las medidas de seguridad en los aeropuertos, centros neurálgicos y, especialmente, en Madrid. El objetivo de la banda: sembrar el terror con motivo del Día de la Hispanidad, que se celebra el próximo viernes 12 de octubre con un desfile de las Fuerzas Armadas en la capital de España.
Más amenazas, más riesgo
El progresivo aumento de las amenazas contra los agentes de seguridad que custodian a los amenazados era un secreto a voces. “En los últimos meses se oía entre nosotros, la Ertzaintza , la guardia civil y la policía, que ETA iba a ir a por un uniformado. Y ahí está”, sentencia Vicente de la Cruz , presidente de la Asociación Española de Escoltas (ASES)… Ahí está Gabriel Ginés, que ayer confesaba a sus médicos sentirse “cabreado” por haber sufrido el atentado justo ahora que se volvía a casa.
Cuando el pasado mayo uno de los escoltas de un líder político vasco se encontró con su coche calcinado con saña, el Gobierno y el Ejecutivo vasco optaron por presentar el ataque como un acto más de violencia callejera. A la víctima y a su protegido les dijeron que era mejor así, para eludir el quedar marcado de por vida. Nada de esto se dijo en público, en un momento en el que ETA no había formalizado en un comunicado la ruptura de la tregua, pero ambos entendieron el mensaje: “Estás marcado y podemos matarte cuando queramos”.
“Era la antesala de lo que viene después, la advertencia de que están listos para actuar contra ti. Fue una identificación en toda regla”, relata hoy su protegido, que movió los hilos necesarios para conseguir un destino menos político para su ángel de la guarda. Esta historia es más común en el País Vasco de lo que parece, por mucho que la opinión publicada no lo difunda. Al igual que los respiros democráticos que protector y protegido se suelen tomar en otras regiones cuando necesitan poner distancia a las amenazas.
Una corona funeraria en la ventana
Los 2.550 escoltas privados que trabajan en el País Vasco y Navarra siempre han sufrido amenazas veladas. Pero, desde el atentado de diciembre pasado que acabó con la vida de dos personas en Madrid y con las esperanzas de diálogo, se ha producido algún señalamiento puntual de posibles víctimas sobre este colectivo y han alcanzado “niveles nunca vistos”, subraya de la Cruz.
Los señalamientos en el País Vasco forman parte del ritual de ETA con el objetivo de dotar a la futura víctima de una aureola de culpabilidad, extender la justificación política ante su futuro asesinato y anular su identidad ante el colectivo social que sustenta a la banda terrorista, la llamada izquierda radical abertzale .
En la historia de ETA, los escoltas nunca habían recibido señalamientos tan concretos como los producidos tras el fin de la tregua pactada con Zapatero, señalan en el sector. Antes del pasado verano, un escolta residente en Navarra se encontró en la ventana de su casa con un recado siniestro: una corona funeraria de flores. Otro fue a recoger su coche y, de repente, un grupo le rodeó y zarandeó el vehículo con él en su interior.
El colectivo de escoltas demanda ahora un aumento de su protección, ya que sólo pueden ir armados cuando están trabajando. Así, han pedido que se les autorice a poseer la licencia de armas tipo B, que les permite ir armados las 24 horas y, para ello, cuentan con el respaldo de los especialistas de los cuerpos policiales.
Pero más allá de que este colectivo quiera cargar las tintas ante la necesidad de incrementar su protección, el hecho objetivo es que, ayer, la banda terrorista intentó asesinar a un escolta en una escalada de violencia que emboca hacia el 12 de octubre acompañada de actos vandálicos en las calles a causa de la detención de la cúpula de Batasuna.

Fuente: el Confidencial

No hay comentarios: